Pero uno de los señores acababa de agarrarle por la garganta; el otro le hundió el cuchillo en el corazón y se lo volvió a hundir dos veces más. Con los ojos moribundos, vio todavía a los señores inclinados muy cerca de su rostro, que observaban el desenlace mejilla contra mejilla.
- ¡Como un perro! - dijo; y era como si la vergüenza debiera sobrevivirle.
lunes, 24 de septiembre de 2007
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2 comentarios:
Me suena al final de "Preocupaciones de un padre de familia"...
Después de todo es el mismo autor, ¿no?
"No parece que haga mal a nadie; pero casi me resulta dolorosa la idea de que me pueda sobrevivir."
Ahi está...es más fuerte que yo. TENÍA que hacerlo.
(Obsesive-compulsive mode on)
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