lunes, 24 de septiembre de 2007

Pero uno de los señores acababa de agarrarle por la garganta; el otro le hundió el cuchillo en el corazón y se lo volvió a hundir dos veces más. Con los ojos moribundos, vio todavía a los señores inclinados muy cerca de su rostro, que observaban el desenlace mejilla contra mejilla.

- ¡Como un perro! - dijo; y era como si la vergüenza debiera sobrevivirle.

2 comentarios:

Serj Alexander Iturbe dijo...

Me suena al final de "Preocupaciones de un padre de familia"...
Después de todo es el mismo autor, ¿no?

Petra von Feuer dijo...

"No parece que haga mal a nadie; pero casi me resulta dolorosa la idea de que me pueda sobrevivir."

Ahi está...es más fuerte que yo. TENÍA que hacerlo.

(Obsesive-compulsive mode on)